Para poder amar, primero hay que ser amado y amarse a uno mismo
Hola, soy María Salmerón Ruiz, pediatra especialista en medicina de la adolescencia.
Ser madre me cambió la vida ¿te suena? A mí además me transformó como pediatra. Cuando mi hija cumplió un año y me di cuenta de lo perdida que me sentía decidí cambiar mi forma de ejercer la pediatría.
María Salmerón
Quiero ofrecer a las familias lo que a mí me hubiese gustado recibir cuando fui madre:
- Entender los ajustes que se producen en una familia cuando nace un bebé y en cada etapa de su desarrollo.
- Acompañamiento y formación ante las dificultades que se presentan.
- El tiempo necesario en la consulta para que podáis preguntar todas vuestras dudas, sentir que os escuchan y entienden.
- Poder debatir sobre vuestras decisiones de una forma abierta y sin tabúes.
- Respeto y no ser juzgados.
- Tener a un pediatra cerca cuando vuestro hijo esté enfermo.
En la actualidad la pediatría está centrada en el tratamiento de las enfermedades de los niños y es imprescindible. Sin embargo, se olvida de algo esencial, formarnos en acompañaros en el cuidado de vuestros hijos, desde la infancia hasta el final de la adolescencia.
Mis servicios
“criar sin complejos”
MARÍA SALMERÓN
¿Qué supone ser especialista en adolescencia?
- Los especialistas en medicina de la adolescencia nos encargamos de prevenir y tratar las enfermedades específicas de esta etapa.
- Intentamos ser la luz que alumbra al adolescente y a la familia cuando se sienten perdidos.
- Acuden a nosotros cuando hay problemas o algo les preocupa a nivel físico, mental, sexual o social.
- Los valoramos teniendo en cuenta todas las esferas de la persona lo que nos permite tratar, pero también detectar riesgos para que no se conviertan en un problema.
¿Sabes que la mayoría de los problemas que ocurren en la adolescencia se pueden prevenir?
El consumo de sustancias, los embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual, los riesgos en internet o incluso, los trastornos de la conducta alimentaria y los accidentes.
Es precisamente la infancia, desde que nacen hasta que llegan a la adolescencia, un periodo crítico que te permitirá conocer a tu hijo y que él confíe en ti, esa es la base para disminuir la probabilidad de tener problemas en la adolescencia y a lo largo de la vida.
Acompañaros en el cuidado y la crianza
Por un lado, ser madre y encontrarme con las mismas dificultades que cualquiera de vosotros en mi día a día. Por otro, ser pediatra dedicada a los problemas de la adolescencia hizo que me diera cuenta de la importancia de acompañar a las familias no solo en la enfermedad sino en el cuidado de vuestros hijos. ¡Cuántas cosas se podrían evitar!
Para que un niño pueda adquirir por ejemplo la capacidad de respetar o amar, primero tuvo que sentir que lo respetaban y amaban, luego aprender a respetarse y a amarse así mismo y así tendrá la capacidad de amar y respetar a otros. Por eso es clave cómo los tratamos y que le enseñamos o mostramos con nuestro ejemplo. Recuerda que el niño aprende de lo que ve y siente, del ejemplo y de las vivencias.
Estoy convencida de que si los adultos descubriésemos la importancia de los 10 primeros años de vida y la adolescencia cambiaríamos el mundo. Así que yo decidí cambiar mi perspectiva de la pediatría y transformar la vida de los padres que vienen a mi consulta.
¿Por qué “Mi mamá ya no es pediatra”?
En realidad, ser pediatra poco me ayudó en el cuidado de mi hija. Al final, para ella era su madre y me surgían miles de dudas. Sí, yo también leí libros, consulté internet y me metí en foros. De ahí el nombre de “Mi mamá ya no es pediatra”. Fue duro, pero tengo que reconocer que fue el mejor máster en pediatría que pude hacer jamás. Aprendí la práctica, alejada de la teoría. Y lo más importante, comprender que los padres dejan en tus manos lo más importante para ellos, sus hijos.
Me han llamado “loca de la teta”, “usa la teta de chupete”, “lo vuestro no es lactancia exclusiva”, “no la cojas tanto que se acostumbra”, “no tiene suficiente contacto, así no tendrá un apego seguro”, “la llevas en pañuelos como los hippies, la vas a asfixiar” y un largo etcétera.
Así nació el blog “mi mamá ya no es pediatra”; a modo de terapia, de blog protesta para acallar los mitos de crianza, para intentar dar respuestas y de la necesidad de que el mundo se enterase de todo aquello que estaba aprendiendo. Sentía la necesidad de ayudar a otros padres, mi objetivo es que tuviesen un lugar donde encontraran respuestas con base científica sin ser juzgados, para que nadie más pasase por la angustia que yo había vivido. Me resultaba increíble que pudiese haber tantas “certezas” extendidas que son absolutamente falsas y sin ninguna base científica. Todo ello me permitió un nuevo enfoque como pediatra y como madre: no juzgar y no dar consejos, sino escuchar y acompañar desde el más absoluto respeto.
Intento ser la pediatra que me gustaría que atendiese a mis hijas.
La mejor forma de hacerlo es mediante la consulta presencial. Y es que esta modalidad permite aportar una atención integral tanto al niño como a los padres. Hablamos no solo de la exploración física, sino además de algo importantísimo en pediatría, que es el contacto humano. ¡Pide cita ya con tu pediatra en Madrid!